Al final, como la vida es loca, los Switch llegan, pero no abren ni abren, ni cierran. Su espacio llega al tercer turno, entre Histéresis y Orphan Autopsy en una especie de puente entre el metal más asequible y su variante extrema. Switch, de hecho, encarna la transición de ambas orillas, y su show, como lo oscuro, va in crescendo.