Saloma regresó a los escenarios esta noche de sábado con su nueva alineación. Durante algo más de media hora, la banda de folk/power metal entregó un derroche de virtuosismo en guitarras y violines, una interpretación de lujo por parte de la cantante Yanairis Fernández y un repertorio que incluyó tanto temas propios como una versión de Eluveitie.
Pese a la ausencia de barra en el Maxim Rock y las fallas de los equipos de audio —cuyos operadores hacen magia en cada show—, los músicos cumplieron con las expectativas de un público que se quedó hasta pasada la medianoche y los alentó con gritos, silbidos y aplausos.
¿Lo mejor de Saloma? El inicio con «Dragon’s Fire«, el dueto con los guturales de Gigi, una pieza instrumental donde el violín se lució y un cierre nítido y contundente con «The Naglfar». ¿Lo peor? Que no suenen en vivo tan bien como pudieran y que las circunstancias los hagan tocar poco. Su música no es solo un respiro por diferente, sino por buena. La escena —o lo que queda de ella—, necesita más grupos así.