Con tesón y laboriosidad, el grupo camagüeyano Rhodas se convirtió en uno de los referentes indispensables del rock hecho en Cuba entre los años 80 y la primera mitad de los 90.

Nilo Núñez, su guitarrista, compositor principal y eterno director, entrega aquí las memorias de un tiempo de creación, paciencia, frustración y respiro. Una carrera que, como apunta el título, siempre fue a través de los obstáculos: todo un símbolo.
Porque si algo le ha sobrado al rock nacional han sido las zancadillas logísticas, conceptuales y sociales. Una perseverancia que los llevó a sortear los campos minados de la incomprensión en un país que todavía no ha asimilado al género, digan lo que digan.
En su mejor forma la banda rompió el mito de la maldición geográfica: probó que la distancia de la capital no era un impedimento de peso cuando se tienen ganas de hacer y asuntos para decir. Se colaban por el hueco de una aguja derrochando audacia y creatividad. Rhodas pasó del pop-rock inicial al heavy metal, y aquí se explican las razones, al igual que los cambios internos, las presentaciones más destacadas y el proceso de crecimiento que los consolidó al nivel nacional.
Con una escritura casi conversacional, Nilo describe cada paso en un camino forjado desde el relativo aislamiento provincial hasta la apoteosis del concierto en el habanero teatro América: cénit de su trayectoria.
Después de eso, cuando todo apuntaba a que se facilitaría su labor, les tocó enfrentar el mismo cúmulo de suspicacias y trabas que, finalmente, los llevó al exilio. Una decisión compartida por cientos de músicos de la isla: sangría que está lejos de terminar.
El libro cierra con una cronología en imágenes de las distintas alineaciones y la lista de grabaciones. Una sincera mirada desde adentro que enriquece la raquítica bibliografía sobre el rock hecho en Cuba, a la vez que nos recuerda el modo en que, durante muchos años, se ha consumido la existencia para la mayoría: intentando sobrevivir a través de los obstáculos.
