
Carlos Varela lo hizo otra vez. El 22 de noviembre que nos marca otro año sin la voz de Pablo Milanés nos trajo en sus manos nueve canciones que hablan a una Cuba cada día más dura, más embocada a un rumbo que desconocemos. En medio de todo, Varela aparece de nuevo a sentarse con todo el que quiera escucharlo, para decir la verdad que no le cabe en el pecho, a riesgo de los disgustos.
Y seamos honestos. Nada es como antes no es el mejor disco del Gnomo, pero no lo necesita. Carlos, a estas alturas, puede prescindir de crear obras maestras para hilar relatos de su gente, cosa en la que sigue siendo un maestro. Lo he dicho siempre, para este periodista el mayor mérito de cada una de sus obras es el de contar a Cuba desde su lente.
Este disco, como un vinilo, tiene dos caras. Está la cara del Varela que conocemos todos, que habla a su manera de la Cuba a la que no deja ir, aunque esté al otro lado del charco. Es el mismo Carlos de siempre, con un sonido diferente, quizás menos trovadoresco, pero que entendió, quizás, que no necesitaba sonar igual para golpear con la misma fuerza el tejido de una isla y el corazón de un pueblo.
La otra cara es la más suave, la más bella. Es la cara de Olivia, el ángel que va de la mano de Carlos. Las canciones que sospecho la tienen a ella como destino final, desprenden un aire diferente, una delicadeza que resalta sobremanera en medio del disco, casi como islas donde dar paz al alma en medio del vendaval.
Otros más entendidos que yo en asuntos de música hablarán con más pausa de las virtudes o defectos musicales de este disco. Yo me conformo con decir lo que me llena el ser desde que llegó anoche el disco a mis manos, gracias a Olivia y en complicidad con mis hermanos del El Muro Del Gnomo y con mi mamá, a la que le voy a agradecer siempre por cientos de miles de cosas, entre ellas enseñarme a amar de esta forma la música de Varela, aquel loco que primero no entendí.

Para mí, Nada es como antes es un pedazo del alma de este país y un ancla para miles de nosotros, que respiramos mejor sabiendo que alguien todavía se preocupa por decirnos algo, por intentar hacer oír su lado de la historia y abrazarnos en una canción.
Otra vez, gracias a Carlos Varela, por los sueños, la música, el aliento y la fe. A Olivia, por ser tan grande, por todo el ángel que carga. Gracias a mi mamá, por ser mi puente a todo lo bello, y gracias al tiempo, por su impía costumbre de cambiarlo todo. Nada es como antes… y está bien.
Cuando oiga el disco podré dar mi criterio, Varela es un referente importante de la generación X dentro de la que soy parte, fue nuestro tablero en los 90.
Espero que pueda hacerlo pronto. Saludos! Gracias por leer!
El mejor sin duda de la música cubana . Un trovador con un talento inmenso y una verdad única y un corazón más grande que el pecho .
Mi admiración eterna a la obra del maestro .
Genial
Saludos! Gracias por leer!
Veré cuándo etecsa (empresa de telecomunicaciones de Cuba) me deja descargar el disco 😜