
De las bandas de grunge de Seattle, Alice in Chains siempre destacó por su sonoridad oscura y sus coqueteos con el heavy metal, lo que hace siempre difícil clasificar su música dentro de uno y otro estilo. Como muchos lectores nos pedían un especial del movimiento alternativo de los 90, hoy compartimos algunos datos curiosos sobre los autores de «Man in the box», «Them Bones» y «Nutshell».
El origen del nombre
El nombre de Alice in Chains tiene detrás varias historias, aunque la más aceptada es que la banda, antes llamada Sleze, cambió su nombre cuando Layne Staley y un amigo cantante vieron un cartelito que decía “Welcome to Wonderland” y comenzaron a hablar de la historia de Alicia en el país de las maravillas. Fue cuando el otro vocalista le preguntó “¿Qué tal Alice in Chains?”, y a Layne le cuadró tanto el nombre que al final se quedó con él.

Un nombre problemático
En sus inicios, a la madre de Layney le desagradaba mucho el nombre del grupo, pues le parecía que hablaba de la esclavitud femenina. Alice in Chains tenía su talla de masoquismo, pero Layne, que quería un bulto a su progenitora, inventó una historia en la que Alice era una muchacha drogadicta liberada de sus cadenas (las drogas). Al final, como vio que estaba pasando tanto trabajo, a la madre se le pasó eso y le dijo: “ay, mijito, haz lo que te dé la gana, si tú siempre has sido un niño bueno”. Y colorín colorado, Alice in Chains se ha llamado.
Junto a los grandes del thrash
Durante la gira Clash of the Titans, donde se reunieron bandas como Megadeth, Slayer, Anthrax y Testament, unos no tan conocidos Alice in Chains hicieron de teloneros en algunas fechas. Aunque algunos metalheads le descargaron, otros no entendían qué pintaba aquella banda ahí con ese sonido raro. Luego del éxito del disco Facelift (1990), la joven banda comenzó a ascender.
Un álbum más oscuro
Durante la grabación del disco Dirt (1992), el cantante Layne Staley y el guitarrista Jerry Cantrell no pasaban por buenos momentos en sus vidas. El primero venía de rehabilitación por drogas y nomás llegó al estudio se enchufó una jeringa con heroína, en tanto el segundo andaba a base de pastillas contra la ansiedad pues aún eran recientes las muertes de su madre y su amigo Andrew Wood (Mother Love Bone). Quizá por eso el disco resultó más oscuro y pesado que de costumbre, y uno de los temas más recurrentes en las letras es el uso de las drogas
El grito inesperado
En la canción “Them Bones”, una de las más conocidas de su segundo disco, los gritos iniciales de Ahhhh!, de Layne Staley, fueron completamente improvisados. El ingeniero de sonido, Bryan Carlstrom, declaró que no esperaba escuchar eso, pero tanto les cuadró a todos el toque oscuro que le daba, que cuando terminó fueron a felicitarle.
(Este texto fue publicado originalmente en Opía Magazine)