
Ilustración: Morpherence
¡ANGEL OF DEAAAATH! Si leíste esto con la voz de Tom Araya es porque has quemado durísimo a Slayer, y no es para menos, pues cuando uno está muy enojado con la vida, con el trabajo, con el transporte, con el vecino que pone reggaetón o con nada en especial, es mejor encasquetarse unos audífonos con el Reign in Blood y mandar el mundo al garete.
Por desgracia para el mundo del thrash metal, un día como hoy, pero en 2013, le dijimos adiós a Jeff Hanneman, fundador, guitarrista y unos de los principales compositores del piquete. A modo de homenaje, te compartimos cuatro datos que quizás no conocías sobre este crack de la guitarra.
Seis guitarras, mil riffs y una donación épica
Si bien Jeff Hanneman tenía su propio modelo de guitarra, la súper tiza ESP Jeff Hanneman, mientras estaba de gira con Slayer llevaba seis guitarras distintas, cada una con una tonalidad diferente y acorde a la afinación de cada disco (¡a sufrir, mortales!). Cuando murió en 2013, su colección fue comprada por Jeremy Wagner, guitarrista de una banda no muy famosa de death metal, y este las utilizó como inspiración para un disco. Con el dinero obtenido, la viuda de Hanneman hizo una donación al proyecto Wounded Warriors, una organización de caridad apoyada por su esposo en vida.

Más rayas que una libreta
Durante sus años de juventud, Jeff Hanneman y Tom Araya se metían más rayas de coca al día que las que hay en una libreta escolar. Cuando las cosas se pusieron feas para ellos, Jeff le dijo al cantante que se habían pasado “de la raya” (qué chiste tan malo) y que se iban a morir al continuar por ese camino.
Angel of Death: la controversia
La letra de “Angel of Death”, escrita por Hanneman, le provocó a la banda numerosos detractores que los llamaban pro-nazis y antisemitas. El tema no habla precisamente de un viaje a la playa, sino de Joseph Mengele (un médico alemán muy sádico que experimentaba con la gente en los campos de concentración), pero de ahí a gritar ¡Heil Hitler! y tatuarse una esvástica en el cuello van otros veinte pesos. En realidad, lo que criticaban los detractores era que en ningún momento decían que aquel tipo era malo, y quizás la canción inspirara a algún villano en potencia a torturar personas.
La picadura que casi lo manda al infierno
En 2011, Jeff estaba relajado en su jacuzzi con unas birras, cuando sintió que una araña le picó en el brazo. Como era más duro que La Roca no le prestó mucha atención, pero unos días después notó que su piel estaba más caliente que el mismísimo infierno y su esposa le dijo “Dale, dale, dale hospital”. El doctor que lo atendió le aseguró que por poco pierde la mano, pero como era un súper fan de Slayer le iba a salvar “primero la vida, luego el brazo, y más tarde la carrera”. Después de varias cirugías, injertos de piel y toneladas de antibióticos, Jeff logró recuperarse, aunque apenas tocó de nuevo con la banda. Moraleja: si te pica una araña y se siente raro, no te hagas el Peter Parker o terminarás del color de Venom…
(Este texto fue publicado originalmente en Opía Magazine)