El Piko es todo un personaje, en escena y fuera de ella. Con gritar «¡Buenas noches, mis niños!», sus seguidores le hacen el coro y alguna que otro fan —con unas cuantas copas de más—, le dice «¡Qué lindo, papi!», y le exige que se bastante el jersey. El Piko es un friki que no luce como friki, y Darkness Fall es un grupo de metal que no luce como grupo de metal. A los dos, a Piko y su banda, les da exactamente lo mismo.
Hubo gente que les dio chucho una vez y les dijeron que hacían repacore. En Darkness Fall , en vez de ofenderse, decidió adoptar la etiqueta. Ahora tocan el tema «Gangstars» y el Maxim Rock se calienta. Lo mismo con «Control». Lo mismo con cualquiera.
Lo de ellos es eso: calentar, descargar, echarla buena. Que la gente se rompe el cuello y le importa un carajo el mundo. Que se olviden del pelo largo, de la ropa negra, de las botas y de los pinchos («¡qué cheo eso!»). Que hagan lo que les dé la gana y sean cómo les de la gana. De eso va Darkness Fall , o al menos, eso creo.
No estarán en el tope de mi playlist, pero siempre me tendrán en sus conciertos, porque este piquete te pone a gozar sí o sí. Para colmo, diría el Piko: «bonitos, apuestos y todo lo demás… ¡por supuesto!»