Abrir un festival y romper la inercia de una tarde en relativa calma, parece algo fácil, pero no lo es. A veces, sobre todo cuando el grupo es inexperto, pero tiene potencial, suele llamársele «telonero». «Suicida», por otro lado, es un adjetivo que también le vendría bien.
Ser abridor es lanzarse a un público frío y sacudirlo hasta que entre el calor al cuerpo. Un paso en falso y la gente duda; un buen concierto y la vida es bella.
Heavy Rain es el grupo ideal para romper ese hielo del inicio: directo, abarcador, asequible y familiar. Como unos KoRn, Linkin Park o Papa Roach domésticos, disparan riffs, versos rapeados, sonidos industriales y coros entre limpio y rasgado. Lo que puede faltar en experiencia, sobra en energía, ganas y entrega. Desde el punto cero, llueve el metal…