Por más que lo intente, Hamlet Garnier no puede recordar la primera vez que estuvo en un festival Ciudad Metal. El evento de rock y metal más grande de Cuba, con sede en Santa Clara, aparece en su memoria como una mezcla de imágenes, sonidos y comentarios, en los que la Plaza Sandino era el escenario desde donde llegaba toda aquella distorsión que hacía vibrar las paredes de su casa cada mes de noviembre.
En cambio, el hoy guitarrista de Blinder y organizador principal del festival, sí recuerda la epicidad de aquellas ediciones pasadas con bandas como Combat Noise, Congregation, Waiting for Nadia y la propia Blinder; y confiesa que aquellas experiencias lo hicieron sentirse parte de algo de lo que no se puede desprender: el metal cubano. A las puertas de la XXVII edición del evento rockero y metalero más importante y longevo de Cuba, El Friki Periodista conversó con Hamlet para conocer sus vínculos con el festival, los desafíos y particularidades de organizarlo en el contexto actual y las expectativas en torno a su futuro.
¿Cómo te vinculaste con el festival Ciudad Metal?
En 2016 participé por primera vez con una banda en el evento. Puede entonces vivirlo desde adentro, y por primera vez estar frente a un público tan grande y en contacto directo con los organizadores. Fue entonces cuando caí en que mi idea de «alquilar un audio y llamar bandas para tocar» no tenía nada que ver con la realidad de organizar un evento de esa magnitud. En 2016 ingrese a la sesión de música de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de Villa Clara, y en 2018 asumí por primera vez la organización del festival. Es una responsabilidad que mantengo hasta el momento junto a Lisandra Vega, quien es mi brazo derecho en todo esto y cuenta con más experiencia en los temas logísticos dentro del festival.
¿Cómo cambió tu percepción y experiencia en el evento al convertirte en organizador?
Algo que me parecía relativamente sencillo de llevar a cabo desde mi anterior perspectiva de público, se tornó en una amalgama de decisiones logísticas, artísticas y administrativas, mucha de las cuales no dependen enteramente de ti. Organizar un evento es cuanto menos, complicado, algo que confirmará cualquier organizador de Atenas Rock, Metal HG u otro festival de rock de la isla. Si ya hablamos de Ciudad Metal, el espacio más representativo del rock y el metal cubanos, además de complicado, tienes la responsabilidad de mantener en alto el estandarte de todo lo que este representa, y la mayor parte del tiempo con varias circunstancias en contra.
¿Cuáles dirías que son los mayores retos y aspectos que tienes que tener en cuenta al organizarlo?
Ciudad Metal es un festival con una exigencia técnica considerable, mucho más que otros festivales auspiciados por la AHS de Villa Clara; y todas estas exigencias se traducen lamentablemente en dinero. Hospedajes, alimentación, alquiler de audio por todo el tiempo del evento (y que responda a las exigencias de una banda de metal), montaje de obras plásticas, pago a bandas profesionales invitadas y transportación, son solo parte de las gestiones que se traducen en la necesidad de un presupuesto bastante más elevado que el que realmente se tiene.
Asignado por la AHS Nacional, ha sido una realidad de cada edición que ese presupuesto cubre bien poco de las necesidades del evento. Si además tenemos en cuenta ciertas particularidades de un festival de este tipo, por ejemplo que cinco invitados, o sea cinco capacidades de hospedaje, constituye la mayoría de las veces solo una unidad artística (solo una banda); eso limita bastante la posibilidad de invitar y hospedar a todas las bandas que nos gustaría. A diferencia claro, de otros eventos donde cinco capacidades ya son un añadido considerable, en Ciudad Metal solo hablamos de la banda.
Otro máxima del evento es, por ejemplo, la necesidad invariable de transporte para amplificadores, baterías y otros implementos de audio. Sin estos movimientos es imposible que se den los conciertos, cosa que tampoco pasa de forma absoluta en otro tipo de festivales. Particularidades como estas y el deficiente presupuesto asignado para su realización, plantea una serie de desafíos logísticos que influyen directamente en la toma de decisiones artísticas y técnicas del evento, dando como resultado que «lo ideal» que pensamos los organizadores no sea lo que veamos en cartelera. Y acabamos aplicando la frase «hacer de tripas, corazón» en varios aspectos de Ciudad Metal. Lo lógico sería pensar que este debería ser uno de los festivales más protegidos por los presupuestos nacionales dedicados a estos fines, pero lamentablemente no es así.
¿Y qué otra alternativa tienen para cubrir esos gastos, además del presupuesto institucional de la AHS?
Ante esta problemática la AHS de Villa Clara recurre a la ayuda de otras instituciones estatales y privadas que patrocinan el festival. El aporte de espacios, presupuestos y otros tipos de ayuda por parte de esas entidades, acaba siendo esos grandes puntos de apoyo que mantiene en pie el evento. Muchos de estos sponsors son quienes nos brindan sus espacios, sobre todo para las actividades colaterales del evento, (como pueden ser las convenciones de tatuajes, conferencias, presentaciones de discos y fanzines, etc.); y corren con los gastos de hospedaje, pago de bandas, entre otras varias necesidades. Entre los patrocinios se encuentran entidades como Sectorial Municipal de Cultura, la Dirección Provincial de Cultura, la Agencia Cuba de Rock, Havana Club, entre otros.
Estamos hablando entonces de un festival que no se autosustenta, ¿o me equivoco?
Vistos los detalle anteriores, no diría que Ciudad Metal es precisamente un evento autosustentable, al depender de muchas fuentes de ayuda externa. Creo que es deber en primera instancia de los máximos directivos de las sedes de la AHS, y en segunda de nosotros, los organizadores, promover un cambio en ciertas políticas que obstaculizan un poco el lograr un festival que puede erguirse sobre sus propios pies sin muletillas extras. Claro que tampoco se ha de perder de vista que cualquier evento de tal convocatoria se traduce indirectamente en una influencia positiva en términos de economía y de vida cultural que pide a gritos constantes chutes de vida.
Uno de los puntos siempre polémicos y centrales del Ciudad Metal es la selección de las bandas. ¿Cómo se lleva a cabo este proceso? ¿Quién decide quién toca y quién no?
La selección de las bandas a invitar es sin duda el punto más importante de la organización, y es lo que a grandes rasgos define la aceptación del público. Creo que cada comité organizador se debe reservar el derecho de invitar a quienes consideren, teniendo en cuenta que debes cumplir con una concepción del show en conjunto. Siendo Ciudad Metal una punta de lanza del movimiento, no solo representas como organizador a la comunidad de músicos de este género de tu ciudad y velas por sus intereses, sino que también te debes a un público de nivel nacional, que busca que la calidad y la novedad vayan de la mano, y que sea un evento digno de recordar.
La selección de las bandas procura entonces equilibrar lo mejor posible estos aspectos, por lo que en los carteles siempre figuran bandas veteranas de renombre y por supuesto, recordemos que tampoco se ha de perder de vista que la misión de la AHS es promover y apoyar el arte joven, por lo que nuevos proyectos (que no por nuevos sea contrario de una buena propuesta al público) son también habituales en las carteleras de Ciudad Metal.
En lo personal. me gusta diferenciar el panorama entre una edición y otra, por lo que no es de mis primeras opciones el repetir bandas entre un año y otro. Sin embargo, la acogida del público cuenta también entre lo que se debe tener en cuenta. Si una banda gozó de gran aceptación, ¿por qué no invitarla en la próxima edición de nuevo? En resumidas cuentas, cada organizador de eventos como este tiene su propio manual para materializar un festival lo mejor que cree, y creo que esas diferencias, lejos de ser algo negativo, nos permiten disfrutar de excelentes eventos de rock a lo largo de la isla, cada uno con su propia identidad.
Que gusten más o menos ya es una percepción individual del público. Lamentablemente, como mencioné antes, el factor logístico muchas veces condiciona bastante ese producto final que los comités organizadores queremos ver y Ciudad Metal no es ajeno a esta realidad.
A propósito de lo anterior, ¿cómo armar un festival «de rock» llamado Ciudad Metal, con la carga que lleva ese nombre en el sentido de presencia metalera, y para cumplir la expectativa que causa ese nombre?
Al ser un festival de «rock», que es lo que es Ciudad Metal, la variedad de géneros que caben dentro es bastante amplia y por ende es imposible de cumplir con los gustos de todos los asistentes, aunque ya quisiéramos. Aún así me gusta que, sin segmentar demasiado al público (lo cual en cierta medida es inevitable), el festival se sienta diverso y que cada fan puede disfrutar en algún momento de su «música rock» preferida, o al menos, algo cercano. Por supuesto, el espíritu de Ciudad Metal es más de… metal, punk y subgéneros más extremos; y creo que es un espíritu forjado desde sus inicios por el propio público.
Aunque ese espíritu no se ha perdido, hoy podemos encontrar desde brutal death metal hasta blues pop rock. Y recalco esto: Ciudad Metal es un festival de rock no exclusivamente de metal. Aunque he de decir que lo ideal para mí fuese que tuviésemos más de un festival, cada uno dedicado a una vertiente específica y que reúna a una afición mucho más centralizada en gustos, eso es una utopía. Por supuesto que sin importar que estilo defienda cada banda, creemos que una cosa que debe primar en los escenarios es una madurez palpable y que la banda pueda ofrecer un show a la altura del nombre de este festival.
Siempre me ha llamado la atención que a pesar de ser el festival más importante de Cuba, la presencia de bandas internacionales es poca o nula. ¿Por qué?
Si bien desde 2018, que comencé a presidir el comité organizador, no hemos podido concretar ninguna presentación presencial de estas, en las ediciones online de 2020 y 2021 tuvimos una fuerte representación de bandas de todo el mundo, sobre todo Latinoamérica y Europa. Por supuesto que la dirección del festival considera una incorporación de valor estas bandas no foráneas, ya que la aportan al Ciudad Metal propuestas novedosas, estilos y formas de hacer rock que se desmarcan mucho de como lo hacemos nosotros acá (indudablemente propuestas que el público agradece y disfruta).
Sin embargo los procederes de trámites, pagos y autorizos para estas bandas muchas veces se dificultan y nos impiden tener estas bandas con nosotros. Sumado a esto, tenemos los propios problemas que puedan tener las bandas extranjeras invitadas. La ausencia de estas ni tan siquiera es por la falta de interés del comité organizador o los intentos de este de traer bandas extranjeras al fest, sino de circunstancias que muchas veces se nos salen de las manos; así que preferimos centrar nuestros recursos y esfuerzos en factores que dependan mucho más de nosotros mismos. Aún así, me complace decir que para esta edición podremos disfrutar de dos bandas internacionales: Keimzeit, de Alemania y Nygma, de México.
¿Qué papel juega la comunidad local de Santa Clara en la organización y sostenibilidad del Ciudad Metal?
Santa Clara atesora el festival como uno de sus eventos más representativos. Es parte de la identidad cultural de la ciudad y es algo que las direcciones culturales y gubernamentales de la provincia demuestran que entienden, brindando su apoyo al evento. Por supuesto que no somos ajenos a la entendible molestia para los vecinos de las zonas circundantes al festival, que suponen de tres a cuatro días de música en horarios de la noche, por lo que la dirección del festival procura no extendernos con los horarios y en la medida de lo posible ser lo más compasivos que podamos con el fader de la consola sin comprometer la calidad de los conciertos.
A su vez, la comunidad local entiende que son nuestros propios tres o cuatro días al año de «carnavales» y que hay que dejarlo ser y estar. La comunicación ha primado entre ambas partes por suerte para todos y es algo que las bandas agradecemos infinitamente. Como dijo uno de los vocalistas en la pasada edición: «Gracias a todos los vecinos por su asistencia y paciencia».
¿Cómo crees que el festival esté siendo recibido en los últimos años, teniendo en cuenta el tema de la crisis que vive Cuba?
Entre el público de Ciudad Metal y la comunidad metalera en general, un frase recurrente es: «El festival ya no es lo que era». Existe una especie de nostalgia con lo que fue este evento que es bastante curiosa de analizar. Recuerdo en mis primeras ediciones como público, ver la considerablemente grande plaza Sandino llena de personas disfrutando del festival, en contraste con ahora, que diría que se ve la mitad.
En efecto, en términos de convocatoria, la decadencia es notable. Ahora, ¿es esto un problema inherente del festival? ¿O esta realidad está influenciada por otros muchos factores? Me inclino por lo segundo. Viajar, hospedarse, etc., ya no es lo mismo que hace años atrás, aplíquese esto tanto al público como a las bandas invitadas. No es un secreto para nadie que el día a día se ha vuelto más complicado y esto lo vemos reflejado en todos los aspectos, y la cultura en general uno de los más afectados. Añadimos a esto la migración de no pocos músicos y personas que fueron público fiel del evento, y nos queda una suerte de «masividad», pero que no se compara con lo que era.
Por otro lado, cuando hablo con estos metaleros de la vieja escuela, algunos de los cuales asisten a Ciudad Metal desde 1999, además de caer en «la situación actual», mucho hablan de que ya no hay bandas como Chlover, Escape, y esos grandes de principios de Ciudad Metal… pero esas bandas ya no existen. ¿Qué hacemos con eso entonces? Una vez más es un problema que no concierne al festival propiamente, y tenemos la suerte de tener muchos veteranos aún con las botas puestas defendiendo estos eventos, y un relevo que ha demostrado ser digno de sus predecesores.
Es una triste realidad que muchos se han quedado anclados en ese pasado y cuesta dar una oportunidades a estos nuevos exponentes del género. He sido testigo de como alguien desacreditaba el evento solo por desconocer la mayoría de bandas en el cartel. Claro que no todo lo aquejante de Ciudad Metal y lo que lo rodea, recae en los factores externos al festival. Nosotros los organizadores debemos esforzarnos más y lo hacemos cada año, porque sin duda hay margen para la mejora y tomamos nota en cada edición. A pesar de y a pesar de…, sigue y será siendo uno de los eventos de rock mas esperados, si no es el que más. Y seguimos viendo ese público eufórico disfrutando del concierto, incluso a ese que pareciese que cobra por criticarlo, esos amigos que se reencuentran después de mucho tiempo, y Ciudad Metal es la excusa perfecta para ello. Ciudad Metal es un símbolo del movimiento, es ese festival que no puede dejar de hacerse nunca, algo que nos lo confirma precisamente ese público que vemos cada año.
¿Hay algún cambio o crecimiento que te gustaría ver en el festival en los próximos años? ¿Tienes ¿Tienes una visión para que Ciudad Metal evolucione en algo más?
Ciudad Metal, como todo, debe adaptarse a los tiempos y cambiar, buscando la mejoría sin perder su esencia. Es nuestra intención a corto plazo promover aún más la participación de bandas extranjeras en las ediciones venideras, traer por acá a bandas nacionales que hace mucho no participan en el festival y seguir atentos a estas noveles que sorprenden más de una vez. Seguiremos por supuesto promoviendo estos espacios para exposiciones de discos, fanzines, conferencias, etc.; momentos del festival que aunque no son del todo protagonistas, pueden ser muy enriquecedores, sobre todo para los músicos invitados.
Queremos hacer de Ciudad Metal un festival más visible en el mundo digital, trabajar en las redes oficiales del evento, y mantener una actividad constante durante todo el año. Que sea un puente directo entre las bandas, el público y quienes estamos a cargo del festival para la comunicación y el intercambio. Creo prioritario además buscar las vías para procurar una puesta en escena desde el punto de vista técnico más exigente, más a la altura de un concierto de metal en un festival de renombre como esto. En resumidas cuentas tomar nota de todo lo que ha salido mal, todo lo que puede salir mejor, todo lo que sabemos que el público quiere, y apuntar siempre por encima de todo eso.
¿Qué te inspira a seguir trabajando en el festival a pesar de los retos?
Ciudad Metal es un reto en muchos sentidos, su nombre pesa, significa algo. Para nosotros noviembre es un mes de fabricar recuerdos impregnados con aire frío, humedad y metal, vivencias que alimentan un sentido de pertenencia que te hace hacer lo mejor que puedes por ello. Hace muchos años recuerdo como Stoner siguió tocando bajo la lluvia a gritos de su vocal que decía: «Esperamos todo un año por este festival, no vamos a parar por que empiece a diluviar». Así mismo, en la pasada edición, Blinder siguió tocando cuando arrenciaba el aguacero. En ninguno de ambos casos el público corrió a refugiarse, ellos siguieron allí, no les importó la lluvia.
Recuerdo cómo el vocalista de Congregation me hizo creer que estaba poseído con una presentación brutal, como Combat Noise me hizo sentir que estaba en campo de batalla con su música. Recuerdo ver como un niño de unos cinco o seis años se subía al escenario y hacia headbang con la banda. Vi como un cantante de punk dedicaba una canción a su madre y lloraba él y lloramos todos. Recuerdo la primera vez que Eric Domenech, de Blinder, gritó «Puños arriba Ciudad Metal» y todos alzaron sus brazos al cielo. Recuerdo gente llorando cuando Switch anunció que se separaba, recuerdo cuando con Sex By Manipulation toque «Pursuit of Vikings» y comenzaron a subir músicos del resto de bandas, y tocamos todos juntos mientras el público cantaba y alzaba sus puños al ritmo del coro. Todo esto pasa a ser parte de ti, de quien eres. Pasa a ser esas cosas que no quieres que acaben nunca. Las motivaciones, entonces, digamos que son acumulativas cada año para todos.
¿Qué esperas de este Ciudad Metal?
Esta XXVII edición va ocurrir en unos momentos de crisis e incertidumbre. No sé si debamos esperar cosas de más, ni esperar que todo vaya 100% sobre ruedas. Solo queremos y trabajamos para que no falte Ciudad Metal, para poder volver a tener esos recuentos y esa adrenalina anual que los frikis de Cuba queremos y necesitamos. Un Ciudad Metal hoy es la prueba de que el rock y el metal de Cuba están vivos y se escuchan a pesar de lo asfixiante del hoy… Es como decir, como te leí citar a alguien hace tiempo, «Yo creo en la voluntad de esta mala hierba y su afán por existir».
Tenemos desde 2016 llevando bandas a festivales en Cuba: Pinar Rock en varias ediciones, postpandemia Atenas Rock en junio de este 2024, y ahora Ciudad Metal. Es una espectativa que tenemos y que seguramente será superada.
Gracias a todos los involucrados y a Friki Periodista ya que, gracias a usted, podemos enterarnos de la escena cubana de primera mano.
Fuerte abrazo que nos vemos en este 2024
Éxitos y gracias por leer!
Imposible olvidar esos dos años de Ciudad Metal para mí, 2022 y 2023, fueron las dos mejores semanas que he vivido en esos dos años. Empieza noviembre y Dada la situación actual ya te empieza también la nostalgia de pensar si este año podrás o no asistir, carga mucho el pensamiento que acumula un deseo constante de irse literalmente a pié desde Camagüey hasta Santa Clara por vivir ese festival que tanto se espera…. Ojalá vengan años mejores y Ciudad Metal siga siendo esa fecha que jamás se olvidará 🤟👽