
«Here we go for the hundred time…»
El acto de escuchar From Zero, el álbum nuevo de Linkin Park, me ha hecho cerrar muchas heridas. Verlos resurgir de las cenizas ha impregnado en mi ser un aliento de esperanza para la vida futura. Creo que hoy, al fin, he dejado ir a Chester Bennington.
Mi yo de la adolescencia me agradece por haberme dado la oportunidad de reconciliarme con la banda que me inició en este camino. Porque sí. Como muchos otros, comencé mis andanzas en este tipo de música con un temprano e inmaduro Linkin Park. Así lo hizo casi toda mi generación. Esas son, nos gusten o no, nuestras bases.
A mi entender, el disco es continuador de la línea musical que llevaba el grupo en sus últimos trabajos antes del período de inactividad que comenzó con la desaparición física de su anterior vocalista. Pero, eso sí, rescata la esencia del viejo Linkin Park en parte de su sonoridad. Y como resultado, tenemos una propuesta muy fresca y renovadora que intenta presentar lo novedoso sin renunciar a la parte fundamental de su esencia. From Zero es un nuevo comienzo. Pero no podemos olvidar que siguen siendo ellos mismos.
Emily Armstrong, la nueva encargada de los micrófonos, le aporta un tono diferente y femenino al estilo musical ya consagrado de la banda. Sin embargo, tampoco se aleja mucho de esos rasgos vocales tan característicos a los que estamos acostumbrados en los anteriores trabajos. No es Chester. Tampoco quiero que lo sea. Pero el legado sin dudas está en buenas manos.
En líneas generales From Zero no me decepcionó en ningún sentido. Tengo que aceptar que tuve mis dudas al ir escuchando los singles que la banda fue sacando antes de su debut. Y es que a veces solemos olvidar que por algo los álbumes son creaciones compactas que tienen que llevarse al oído de manera integra e inseparable. Una obra musical debe ser juzgada por la suma de todo su conjunto y no solo por sus partes individuales. El valor de esta en particular reside precisamente en lo que nos hace sentir cuando la escuchamos en su totalidad.
Hoy logro decir con certeza que mi yo adolescente puede dormir en paz. Lo que soy en estos momentos dista muchísimo de aquellos días. Pero todas esas lluvias hicieron posibles los lodos que me moldearon, y estoy orgulloso de ello. La vida es un camino en el que te vas construyendo poco a poco. Y a veces tienes que empezar de cero, como Linkin Park.