Mi primer recuerdo de Stoner fueron esos diez o quince segundos en los que un spot televisivo presentaba a los nominados de algún premio en música rock. Correría quizás el 2013, y aquel nombre, como el estribillo, se me quedaría pegado en los oídos, hasta que dos o tres años más tarde, una carpeta cuyo origen no preciso, venía con las letras STONER.
Este miércoles, a poco menos de una década de aquel primer contacto con «Nada que perder», me encuentro con el adiós —parece que definitivo— del proyecto liderado por Tiago Felipe, a través del EP Tiempo Crucial. Este fonograma, nos dice su creador, «tiene canciones que marcaron una época de mi vida, dos de ellas compuestas y grabadas en Buenos Aires, cuando necesitaba refugio». Sus letras hablan sobre la importancia de apreciar el aquí y el ahora, y de la importancia de perdonar.
Les confieso que desde esa tarde he escuchado algo de Stoner, en una especie de ritual antes de enfrentarme a su adiós definitivo. Con este fonograma, se marcha un proyecto cuyo final había sido escrito desde antes, pero que se negaba a irse del todo sin dejar una última huella. Gracias por la música, y que el éxito los acompañe en lo que venga.