En lo que va de año, Engorgement no ha dicho que no. Van los días que los llamen, tocan con quienes los llamen, corren a donde los llamen. Este último show —dicen— será el último por ahora. Se han «quemado» en las tablas estos meses porque ahora viene terminar el disco y para eso hay que estar 100 por ciento.
Lo de Engorgement ha sido notable y el público lo sabe, las bandas lo saben, ellos lo saben. Dos meses repitiendo el «mismo show», pero siempre mejor que el anterior. Andy luce más suelto en el bajo y posa al estilo Guitar Hero, Joaquín y Rafa se juntan tras las seis cuerdas, y Jesús, desde la penumbra, marca el ritmo con el tambor. Karel, que ahora usa pantalón y botas, emana la confianza que muchos envidiarían.
La congestión crece y se retira por ahora. Unos cuantos —yo incluido—, esperarán por su regreso.