El concierto de Hrafnsmerki, la banda encargada de abrir la noche en el Maxim Rock, ha reforzado la buena impresión que me dejó tras su debut en Jaimanitas. Explotando una veta del black metal que se aleja del satanismo predominante, su lírica pagana se refuerza con la frialdad de las guitarras, el canto estridente de su frontman y el juego de luces en azul.
Como nombre emergente de la escena extrema en la capital, la banda parece tomar el camino correcto, aunque solo el tiempo y las circunstancias nos mostrarán su evolución e impacto. Por ahora, los sigo con mucho interés y espero que puedan completar su alineación en el futuro cercano.