Reza un dicho popular que si algo está para ti, ni aunque te quites; y si no está, ni aunque te pongas. Para los chicos de Orphan Autopsy, tocar temprano podría haber sido una desventaja en términos de público y alcance de su rifa, pero justo cuando tenían mentalizada la tercera plaza en tocar —del atardecer a la noche—, el reajuste de Switch por problemas de transporte, puso a tiro su plan de inaugurar la oscuridad
¡Y vaya iniciación!, diría yo, aunque el mar de cabezas hable por sí mismo y, por primera vez, vea a los frikis que casi siempre se quedan en el fondo, cabeceando justo frente al grupo. El piquete ataca con growls y grooves, arengas y distorsión; por detrás, el pogo, por delante, el mar de pelo.
Orphan Autopsy es, en definitiva, la gran sorpresa del Cuerdas de Acero y, probablemente, el principal causante de la próxima ola de escoliosis cervical en La Habana. Si alguien terminó el concierto con el cuello sano, por favor, que me diga cómo…