Ricardo «Rick» Arencibia es una baterista nacido en Holguín y ex integrante de bandas como Mephisto, Jeffrey Dahmer y Area 313. Con el propósito de conocer más de su trayectoria, formación y actualidad, Raúl Cardona conversó con él vía Zoom, y aquí te traemos la entrevista en video, y una transcripción adaptada del encuentro.
Y tenemos aquí a Ricardo Arencibia, uno de los músicos que estuvo muy activo en la que, yo creo, es la mejor etapa del rock en Cuba y en Holguín. Tu historia comienza en el género con Mephisto. ¿Tú entras formando parte de la alineación original o te unes después?
No, ellos ya estaban un año antes. Yo entré en marzo. Ellos habían empezado un año antes y yo entré en marzo del 98. Creo que ellos lo hicieron en la misma época, en el 97, así que ya llevaban un año.
¿Y quién era el baterista anterior? ¿El que después fue vocalista o uno de los vocalistas que tuvo la banda, Frank Martínez?
Sí, el baterista de antes era Frank Martínez, el que comenzó con ellos. De ahí, soy yo entonces quien entra por Frank.
En esa etapa, contigo en la formación, es cuando se graba el demo “Carpathian Tales”. Estos primeros demos, de cierta manera, han sido los temas más conocidos de Mephisto en Cuba. Sin menospreciar las cosas que se están haciendo ahora —que también son muy importantes dentro de la banda—, yo creo que se habla de esa etapa clásica en la que se hicieron muchísimas cosas. Casi todo lo que se hizo impactó muchísimo en la escena holguinera y más que holguinera, en la cubana, porque contigo, con esa alineación, se logró tocar en casi todo el país. En ese momento, yo creo que tú eras menor de edad.
Ricardo Arencibia: Sí.
Y se dice que había que sacarte permiso para esos viajes.
Claro. Cuando yo empecé en Mephisto, a los meses, la Asociación Hermanos Saíz empezó a apoyar mucho a los géneros anglo. Me acuerdo que había una peña de rap, una de metal y una de rock. Me tenían que sacar permiso en la escuela por la Asociación Hermanos Saíz, por eventos nacionales. Los eventos nacionales eran en marzo, diciembre, en junio… Sí, con mis padres fueron varias negociaciones. Fue un proceso que yo le agradezco mucho a ellos por su confianza. Tenían que estar al tanto; yo llegaba a los lugares y tenía que llamarlos para darles el parte, ¿entiendes? Normal. Yo empecé en Mephisto con 13 años, cumplí 14 y salí por primera vez con 14 años.
¿Cómo recuerdas esa etapa? No solo cuando entraste, sino toda esta época que pasaste con ellos, donde grabaste también varios demos. Además, se habla de que en la propia banda había ciertos conflictos internos. ¿Cómo recuerdas esa etapa como músico y en lo personal?
Ricardo Arencibia: Chico, yo lo recuerdo como algo superbonito. Éramos muchachos que teníamos un tremendo amor por la música. Era un amor incondicional. No teníamos recursos, nos las teníamos que inventar todas, y la base de todo era la humildad y el amor. Los conflictos internos eran mínimos. A lo mejor era una nota que yo quería y algún otro miembro decía que no, que esa nota tenía que ponerse en otro lado, pero en lo personal no había ningún tipo de rencilla. Éramos como cualquier familia con sus diferencias, ¿no?
Yo era un estudiante rodeado de muchachos de más de 20 años y, por lo general, me trataron súper bien. Yo lo recuerdo como eso, como algo con mucho tesón, mucho amor. Era una época en la que, si no tenías amor por lo que estabas haciendo, no podías hacer nada. Te voy a poner un ejemplo: para cualquier concierto se tenían que unir dos y tres baterías, porque yo tenía un pedazo, otro baterista tenía otro pedazo y el otro otro. Eso es solo por citarte un ejemplo por encima. Entonces, todo era una complicación, todo era un problema.
Ricky, los comienzos tuyos en la batería, ¿cómo y dónde fueron?
Bueno, todo empezó con nueve años, casi diez. Casualmente, entré en la casa de un familiar mío, un primo que es el hermano que nunca tuve, y había un disco de Maná. ¿Dónde jugarán los niños?, se llama el disco. Cuando yo llegué, oí un sonido de caja, y empezaba un tema con un break. Yo dije: «¡Wow, eso es…!».
A partir de ahí, toda mi atención se volcó por completo hacia ese instrumento. Hay algo que me decía mi mamá: yo nunca cantaba las canciones, yo lo que hacía era el ruido de la música. Nunca me aprendía las letras, lo que siempre trataba de imitar era la batería con el bajo. Entonces, lo que sí te puedo decir es que cuando oí a Maná, y después tenía dos o tres discos más, ese sonido de caja era algo que me obsesionó. No había nada más importante para mí, ni un helado, ni un juego de pelota. Simplemente esos sonidos fueron los que me hicieron estudiar y enfocarme. Es algo muy sensorial.

Por mucho tiempo, yo recuerdo que mucha gente me comentaba que en algún momento de tu etapa con Mephisto hubo una propuesta para que estuvieras en Zeus. ¿Eso fue cierto?
Sí, hubo un toque ahí de puerta, pero en honor a la verdad… yo era un niño. Creo que fue una conversación.
¿De parte de qué músico de Zeus en específico? Creo que a estas alturas se puede decir...
Hansel. Yo me llevaba bien con todos, y con Aramis también. Yo tengo tremendo cariño a esa gente. Los de Zeus conmigo se portaban muy bien, nos la pasábamos genial en los hoteles haciendo maldades. Para mí, la banda insignia del metal cubano. Eran mis colegas. Entonces, sí hubo algo de conversación, pero nada se fraguó. Eran posibilidades, pero yo era un niño. Yo era un niño, no podía irme.
Tú formaste parte de la alineación que grabó el Carpathian Tales. Ese disco se grabó en Santiago de Cuba. ¿Alguna anécdota, algo que quieras contar que verdaderamente solo al interior de esa alineación se vivió?
De esa grabación podríamos hacer un libro. Yo me quedo con que ha sido la única grabación que he hecho en mi vida sin metrónomo. Ya está. Fue increíble. Gustavo Asensio, que era el bajista, mi bro, se tuvo que meter en la cabina conmigo y hacerme el click con la mano, más o menos, para que la batería estuviera a tiempo, porque después iban a grabar los demás.
¿Pero cómo escuchabas ese click con la mano?
No, yo lo miraba. Miraba la mano y por ahí tenía que estar la nota. Ya está. Eso fue lo más… se hacía así, está bien.
Estuviste en Mephisto. ¿Llegaste a estar en alguna otra banda?
Sí, estuve en Área 313 también. Después de Mephisto hice un proyecto que fundamos entre parte de los Mephisto, que se llamaba Jeffrey Dahmer, con el Chino cantando. Después hubo una inclinación hacia el metal extremo en mí como músico, y luego eso se fue degradando, en el mejor sentido de la palabra, para que comenzara a experimentar otras cosas.
Yo siempre fui músico, primero que metalero. El metal lo llevo en la sangre y nunca lo voy a dejar, pero yo tenía muchas preguntas. Yo creo que eso fue parte de la evolución como persona y como músico. Sin olvidar nada, sino dejándolo allí, me fui a otros estilos, pero todo fue evolutivo. Poco a poco. Después de Mephisto hice lo de Jeffrey Dahmer, luego tuve un proyecto personal que se llamaba Nidel, donde la pasaba superbién, porque era la música que nos gustaba mucho en ese tiempo.
Después. Área 313 sufrió algunos cambios y Marcel, que es mi colega de toda la vida, decidió que los de Nidel nos fuéramos hacia Área 313, una fusión con temas de ambas bandas. Esa fue mi época. A mí me gustaba el jazz, incluso estando en Mephisto. Yo tenía esa «rencilla» que tú decías, discusiones, porque he sido camaleónico toda mi vida. A mí me gusta desde Polo Montañés hasta Amon Amarth. Soy una persona que coge la música como… Cuando quiero algo, me conecto en las estaciones de radio.
Yo veo a los músicos que se fajan con la música… ¿y te vas a fajar con la música? Deja que las personas que no son músicos hagan críticas, pero tú, como músico, no deberías pelearte con la música en general y con los estilos. Cualquiera, desde reguetón hasta lo que sea. Creo que el músico no debe pelearse con la música. Bad Bunny… que es la comidilla aquí en España. Es un tipo que vende millones, que un país lo reconoce. ¿Cómo lo vas a juzgar como músico? Lo que tienes es que indagar y estudiar para ver cuál es la base de su éxito. Yo lo pienso así. Es una gran pérdida, para un músico profesional de vocación, aislarse o pelearse con estilos musicales.
Una cosa es que no te guste y que no lo consumas.
Claro, a mí hay estilos musicales que no me gustan y que no he consumido, pero por trabajo los he tenido que tocar. Y cuando los tocas, muchas veces les encuentras sabor y te ríes y la pasas bien. Te lo digo desde mi misma experiencia.
Con Jeffrey Dahmer pasó algo, y es que después de que tú te fuiste, a La Mole le fue (y todavía le ha sido) muy difícil conseguir un baterista que toque lo que tú tocabas en ese momento. Sobre todo por la brutalidad y la velocidad. ¿Tú te atreverías, por ejemplo, a volverlo a hacer con Jeffrey Dahmer? ¿Una cosa así, a esa velocidad, con esa rabia con la que se toca este tipo de música? ¿O es que con el tiempo uno va perdiendo un poco de eso?
Yo lo que creo es que, como persona, vamos por partes. Si me dicen para volver a tocar brutalidad con ellos, yo lo asumo ahora mismo. De hecho, me vine para España pensando que iba a vivir del jazz y del metal. No fue así. Llegué aquí y no tuve mi banda de metal; con Sobran Causas hicimos cosas, pero te mueres de hambre, te lo digo. El músico debe ser remunerado. Si eres músico de vocación y de formación, debes vivir de la música, ¿no? Yo no puedo estar con la idea de que “ay, que yo quiero tocar…”.
Pero yo te preguntaba si te atreverías a tocar estos mismos temas de la misma manera.
Sí, sí, sí. De hecho, todavía en algunas pruebas de sonido, uno de los guitarristas que toca conmigo es supermetalero y tocamos canciones de quien sea. El metal está ahí, eso ya está en el cerebro. A la hora de tocar, sí podría hacerlo, claro que podría. Me encantaría, lo que pasa es que, te repito, es insostenible para vivir. Yo vivo en Sevilla, una ciudad latina, y es complicado. Pero si me dijeras que tengo que tocar eso ahora mismo, sin miedo. Lo toco.
En Cuba tuviste una trayectoria musical bastante rica. Si se miran, todas son bandas con estéticas muy diferentes. También estuviste en SOS, que no tiene absolutamente nada que ver con lo otro. Eso habla de cómo profesionalmente fuiste asumiendo retos como instrumentista. Como dice el buen cubano, fuiste «saltando de palo para rumba», pero eso a la vez te fue alimentando como músico. Ahora, ¿cómo ves esa etapa en SOS? ¿Crees que todo el trabajo en las bandas de metal te sirvió de experiencia para llegar más formado a SOS, una banda que comenzó siendo de rock pero que cuando tú llegaste era más bien de pop rock, rozando más con el pop?
Sin lugar a dudas. Cuando tocas metal te enseñan muchísimas cosas, y la batería, que es un instrumento muy físico, te ayuda muchísimo con las dinámicas. Cuando yo llegué a SOS, también estaba tocando con Área 313. Lo que tú has dicho me parece superinteresante: los retos. Si como músico profesional entras en una agrupación que toca cumbia y dices “Uy, pero si yo no toco cumbia”, entonces tienes que ponerte a investigar quiénes son los mejores que tocan cumbia, los principales referentes, y empezar a discernir. Así vas en los diferentes estilos. Claro que me sirvió, ¿cómo no me va a servir? El solo hecho de subirte a escenarios, en diferentes lugares, y lidiar con situaciones técnicas y profesionales. Todo eso es una amalgama de cosas que te sirven de experiencia. Y cuando llegué a SOS ya era un músico formado, con experiencia. Claro que me sirvió muchísimo.
Después de todo lo que hiciste, viajas a España.
Bueno, antes de SOS también toqué con un excelente trovador que se llamaba Raúl Prieto, y estuve un tiempo con una orquesta que se llama Nueva Ola, en Guardalavaca. Con Nueva Ola hacíamos música cubana, timba y son. Era un show con excelentes músicos, diría que de los mejores de Holguín. Estaba dentro de un espectáculo de los hoteles, pero con un rigor importante. Y también aprendí, es que yo he aprendido de dondequiera que he estado. Luego me vine para España.
Y has pasado por un centenar de bandas. En algún momento nos escribimos y me dijiste que estabas como en cinco o seis bandas a la vez. ¿Cómo lo haces?
Eso fue también porque cuando llegas a otro lugar tienes que integrarte, ¿no? Saber qué se escucha, cómo bailan, cómo hablan, quiénes tocan bien, cómo se tocan las cosas. Para poder integrarte, lo primero es interactuar. Estuve varios años que a nada le decía que no. Tocaba con un metalero, una artista pop, una coplera, un grupo de versiones… Era un caos. Recuerdo una semana que tuve siete repertorios, ha sido mi récord.
¿Y en ese momento me dijiste que estabas en una banda de thrash metal?
No, no era thrash metal, era más bien hardcore rapero, se llamaba Sobran Causas. Me lo pasaba superbién. Después estuve en una banda que el guitarrista de O´Funquillo formó, se llama Atómica. La pueden escuchar en YouTube. Atómica sí era más un rollo californiano, más surfero. Como yo digo, del death metal para abajo, todo es rock pop, para mí. O un metal, todo eso es rock pop.
Después yo te vi en unos videos que circularon por Holguín, en el festival de percusión Tin Tang.
Ese año los promotores del festival —son marcas que lo auspician— querían promocionar el talento de aquí, de Sevilla. Y como yo había llegado de Cuba, me invitaron. Me explicaron: «Mira, tenemos este proyecto, te vamos a insertar dentro de los invitados. Llévate una banda». Entonces hice un trío de jazz y me presenté ahí.
¿Cómo fue la experiencia?
Imagínate. Ese día tocó John Tempesta, que era baterista de Testament. Yo lo tenía a cinco metros y no lo creía. Estaba Giovanni Hidalgo… Fue una experiencia increíble. Eran parte de tus dioses, y tú estabas ahí, conversando con ellos. Es una experiencia increíble. Le doy las gracias a los organizadores por toda la confianza que depositaron en mí, de verdad.
Actualmente, ¿tú vives de la música?
Yo vivo de la música netamente desde mis 18 años.
O sea que en Cuba vivías de la música, y hoy en España vives de la música. ¿Sabes que eso es un privilegio que te ha regalado la vida, no?
Sí, un privilegio que también he buscado.
Y te lo has ganado también. No solo con el talento, porque del talento no solo se vive, también del trabajo y del estudio diario.
Sí, ha sido todo con mucho trabajo, muchas horas sin dormir, horarios cambiados, mucha carretera, kilómetros… Es un privilegio. Antes de venir para acá, te puedo decir que había mucha gente que me metía miedo. Me decían: “Allá no vas a vivir de la música”.
Yo supuse lo que después hice. Yo decía: «Vale, no voy a vivir de la música cubana, ok». Pero acuérdate que yo tenía una formación en la que había escuchado a lo más grande del metal y del género anglo. Cuando llegué aquí, yo era uno más. Mis colegas que yo conocía eran fan de… y lo que habían escuchado. Para un joven cubano que no estuviera metido en ese mundo, sí hubiera sido una quimera. Pero cuando yo llegué aquí, podía hablar con cualquiera de cualquier estilo, porque aquí son más rockeritos.
Aunque no se pueda vivir del metal, es más fácil encontrarte gente que tenga que ver con el género. Me hablaban de bandas y se quedaban, me decían: «¿Pero cubano, pero cubano metalero?». Era como algo que no daban crédito. Y yo les decía: «Cuba es una isla musical, ahí están todos los estilos. Es verdad que nuestra bandera es el son y la música popular bailable, que eso es precioso, pero ahí hay jazzistas. A los cubanos les gusta muchísimo la música americana». Y no atinaban hasta que ya. Al principio era como: “¿Tú haces oyendo eso, no?” Y yo: «Si yo toda mi vida he oído eso». Eso me pasó y fue bien bonito. Me di cuenta de que no había perdido nada de tiempo en Cuba y que desde Cuba estaba conectado al mundo.
Volviendo a Mephisto, ¿Cómo era el proceso de composición?
En Carpathian Tales hay temas desde el año 98. Se grabó en el 2000 en septiembre. Eran temas que se estaban haciendo desde el 98. La composición era de La Mole y de Frank, más de La Mole. Pero había un trabajo de arreglos y de terminaciones que no está plasmado en ningún lugar, en el que participábamos todos. Yo diría que La Mole y yo siempre estábamos discutiendo, pero para bien. Gustavo Asensio también participó mucho en los arreglos para la banda.
Si te tocara volver a vivir esta etapa en estas tres bandas (Mephisto, Área 313 y SOS), ¿en cuál de las tres dirías “voy”?
Yo creo que viviría con las tres igual. He tenido excelentes compañeros y una tremenda riqueza musical en esas bandas. No tengo una preferencia por encima de la otra. Fueron tres etapas de mi vida que considero una evolución natural, pero no las comparo para desechar alguna. Todo está ahí dentro de mi formación.

Excelente entrevista! Ricardo Arencibia es uno de los músicos más versátiles de Cuba 🇨🇺. Siempre fue una inspiración para los que tuvimos la suerte de ver sus lives. Abrazo!
Waooo soy Dominicana y lo he escuchado tocar y es muy bueno profecional ,Dios lo siga bendiciendo
Wow, hacía años que no sabia de Ricard, vi su evolución desde que era un niño y comenzó en Mephisto, después trabajamos juntos en varias oportunidades. Sin dudas uno de los mejores.
Wooo!! q alegría me dio saber de un gran amigo q vi desde sus inicios y desde un principio sabía q prometía . Recuerdo la primera de muchas veces q lo vi , fue en Pinar del Rio su primera gira ,no paraba de tocar lo q fuera q estuviera delante de él con las baquetas jjj fuerte abrazo a todos los músicos y amigos de Holiguin 🤘🏼
Saludos! Gracias por comentar!