Una noche en G sin Equilibrio será rara. La mayoría no se conoce a fondo pero se espera. Mariam no era amiga de todos pero para casi todos era un ser vital de ese ambiente. Mariam acaba de morir y la consternación ha sido grande en la comunidad rockera.
El novio se despeñó primero por voluntad propia contra el asfalto y ella días después eligió también el camino hacia la muerte. Equilibrio, como la conocían, estaba embaraza y seguía en el curso hacia los 30 años. Mariam era una muchacha muy querida y enigmática en la escena underground del rock and roll cubano. Nunca pasó desapercibida en los conciertos puntuales a los que asistía o en las madrugadas de G. Escuchaba metal entre otras músicas y era vista como inadaptada hasta por una parte de la propia comunidad rockera.
La reconocían por Equilibrio y por su piel banca, su apariencia y esa mirada que se perdía en algún punto de un sueño que ella solo conocía antes de dejarlo inconcluso. Decenas de teorías tratan de explicar su muerte, de encontrar la causa por la que nadie pudo ayudarla a evitar el desenlace.
No queda, sin embargo, nada más que el hecho estremecedor: la muerte inesperada de una muchacha en plenitud, de una rocker que construyó su mundo fuera de la sociedad y siguió el camino más fácil y más duro para romper con la existencia humana. La comunidad rockera, que ha perdido otros miembros por este mismo destino, hoy la recuerda consciente de que es una de esas pérdidas de la que llevará tiempo recuperarse. Nada pudo rescatar a Equilibrio, quien para salvarse no logró ni asirse al rock, ni a la escena ni a sus largas noches en el parque G. Anoche un amigo solo atinó a decir que Equilibrio murió. No hacían falta, en este caso, más palabras.