A unas cuadras de 41 y 42, cuando uno deja atrás el bullicio del Salón Rosado de la Tropical y se interna en la ciudad sin luminarias, se encuentra con las puertas del Bar_Doble A. Allí, si la noche cae viernes 21 de octubre, y el reloj marca las 11 en punto, el telón se descubre, y una banda de black metal hace su entrada en escena.
El regreso de Skjult —quizás uno de los grupos más prolíficos pero menos conocidos de La Habana— se vive entre corpse paint, trémolos de guitarra y un audio sorprendentemente a la altura,, producto del perfeccionismo del autor intelectual del grupo, Conspirator. Se extraña por un instante al público de pie, que quizás por la misma disposición del espacio, o porque no es fiel seguidor del estilo, permanece el mayor tiempo sentado.
La propuesta, sin embargo, es recibida entre aplausos, y creo que la banda puede darse por satisfecha, pues pese al hiato prolongado, suena tan fría, cruda y oscura como esperaba de ella.
El Bar Doble A, por otra parte, podría convertirse en una importante plaza metalera en la capital, siempre y cuando disponga del apoyo de las bandas y la asistencia de un público interesado. Si bien como espacio no es muy amplio, el ambiente, la música grabada y los precios asequibles, son puntos a su favor. La intención es clara; lo demás, lo diremos nosotros.