El mundo del nu metal también está de luto. Sam Rivers, bajista y miembro fundador de Limp Bizkit, falleció tras una prolongada batalla contra el cáncer, según confirmó su familia. Aunque no se especificaron detalles sobre el tipo de cáncer, se sabe que el músico había enfrentado varios problemas de salud en los últimos años, incluida una enfermedad hepática grave que lo obligó a alejarse temporalmente de la banda en 2015.
La noticia fue dada a conocer por Limp Bizkit a través de un comunicado publicado en sus redes sociales, en el que expresaron su profundo dolor por la pérdida: “Hoy perdimos a nuestro hermano. Nuestro compañero de banda. Nuestro latido. Sam Rivers no solo era nuestro bajista; era pura magia. El pulso de cada canción, la calma en el caos, el alma en el sonido”.
El texto continúa recordando su impacto humano y artístico: “Desde la primera nota que tocamos juntos, Sam aportó una luz y un ritmo irremplazables. Su talento era espontáneo, su presencia inolvidable, su corazón enorme. Compartimos muchísimos momentos —salvajes, tranquilos, hermosos— y cada uno de ellos significó más porque Sam estaba allí. Era una persona única en la vida. Una verdadera leyenda de leyendas. Y su espíritu vivirá para siempre en cada ritmo, cada escenario, cada recuerdo. Te queremos, Sam. Te llevaremos siempre con nosotros”.
Rivers fue una pieza clave en el sonido de Limp Bizkit desde su formación en 1994. Su bajo potente y preciso ayudó a definir la identidad del grupo, especialmente en discos emblemáticos como Significant Other (1999) y Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water (2000), pilares del nu metal de finales de los noventa.
